Alona Harpaz

Con una paleta muy personal, Alona mezcla y yuxtapone colores puros de manera profusa y sin restricciones, con sensualidad, gestos fuertes y vibrantes.

Con una paleta muy personal, Alona mezcla y yuxtapone colores puros de manera profusa y sin restricciones, con sensualidad, gestos fuertes y vibrantes. Los colores existen por derecho propio, como puntos abstractos, formas orgánicas o garabatos sin un objetivo particular; también apuntan a cosas que reconocemos. En su obra, como señala la crítica Elke Buhr, se da una mezcla de política y de belleza. En uno de sus autorretratos, el de "Frequency Watchers", se pinta sobre una motocicleta aludiendo al Riot Grrrl, y cómo no, a la banda Bikini Kill, que mezclaron punk, feminismo y lápiz de labios rosa de una manera insólita. Según la artista: “las pinturas perfectamente hermosas pueden ser terribles”. Esta combinación de política y belleza en su obra es, en cierto modo, reflejo de su familia: su padre nació en un Kibbutz y su madre rumana fue bailarina de ballet. Como escribió Richard Prince en la revista ArtReview, su "pintura... es una mezcla de Matisse con Sigmar Polke y punk. Tal vez, incluso, con Kippenberger...".